A comienzos de los 70, Riace Marina, una pequeña localidad italiana, estuvo en boca de todos al encontrarse dos estatuas gigantes de bronce sumergidas en las orillas del Mar Jónico. Un hallazgo que trajo más dudas que respuestas…
El miércoles 16 de agosto del año 72, el comienzo del verano otorgaba un día ideal para que Stefano Mariottini, un joven químico romano, practicara submarinismo en las playas de Riace Marina.
Se encontraba a unos 300 metros de la costa y a 10 metros de profundidad cuando se encontró con algo que lo sorprendió: un par de estatuas que, a simple vista, parecían de bronce.
Mariottini las describió con un color marrón oscuro, brillantes y perfectamente conservadas. Con una silueta perfecta y sin ningún tipo de daño evidente.
Sacando las estatuas gigantes
Entre el 21 y 22 de agosto, con fuerte trabajo especial de un equipo de buzos y personal de seguridad de la costa se consiguieron recuperar «dos estatuas».
Las llamaron «Bronce A» y «Bronce B». Para poder levantar cada estatua que pesaba alrededor de los 400 kilos, se hicieron faltas globos especiales que se inflaron con el oxígeno de los tanques de los buzos.
Mientras los buzos hacían su labor, una multitud conmocionada observaba todo desde las costas. Justo en ese preciso instante nacerían las primeras preguntas, las cuales jamás tendrían respuestas.
La primera de ellas ¿Dónde estaba el grupo de estatuas y por qué solo sacaron 2? ¿Dónde se encontraba el escudo que apareció en el acta y que «nunca se encontró»? De hecho, muchas personas realizaron expediciones personales en busca de los objetos faltantes, pero jamás hallaron alguna otra cosa.
¿Lo que había dicho Mariottini era verdad o, por otro lado, alguien más se encargó de esconder el resto de las estatuas encontradas?
¿Quiénes eran los personajes?
En un principio se pensó que eran San Cosme y San Damián, dos hermanos médicos que, de acuerdo a las leyendas, habían conseguido librarse de la muerte en varias ocasiones antes de fallecer bajo el imperio Diocleciano.
Pero estudios posteriores revelaron que las estatuas eran mucho más antiguas de lo que se creía. Se trataban de dos monumentos griegos auténticos del siglo V a. C., las cuales se hicieron con la maestría única de la edad de oro de la Grecia clásica.
Lo extraño de todo el asunto es que las estatuas de bronce de la antigüedad nunca llegaron a la actualidad y las pocas que se encuentran tienen claros signos de oxidación y daños.
Casi todas las estatuas de la época que se encuentran actualmente son réplicas hechas en mármol por los romanos ya que las de bronce, por lo general, se volvían a fundir para reutilizar el material.
Por esa razón estos monumentos son un misterio que ha provocado que su origen sea reinterpretado por expertos, en más de una ocasión.
Varios historiadores creen que las estatuas podrían ser la representación de Cástor y Pólux, los hijos de Zeus y Leda; otros piensan que son los héroes de la Ilíada, Áyax el Grande y Áyax el Menor.
Incluso se ha especulado con la posible interpretación de atletas ganadores de los Juegos Olímpicos. Pero a pesar de las teorías propuestas, la incógnita y el misterio siguen intactos.
El tamaño de «Bronce B» era de 1.97 metros y de «Bronce A» era de 1,98 metros, una altura bastante considerable, siendo que el tamaño promedio de los hombres del Mediterráneo apenas y superaba los 1.60 metros. Esa es otra cuestión que le agrega misterio al hallazgo.
Si realmente fue un grupo de estatuas y no solo un par ¿Qué sucedió con el resto? ¿En realidad fueron víctimas de traficantes de obras de arte o, por el contrario, alguien quiso encubrir el hallazgo? No lo sabemos, pero tampoco sería la primera vez que esto último sucede…
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