Una nueva investigación tiene como objetivo demostrar que las plagas genéticamente modificadas pueden controlarse a sí mismas.
Para ello, investigadores de la Universidad de Cornell (Nueva York, EE.UU.) han liberado insectos modificados genéticamente en un campo abierto.
El estudio, dirigido por Anthony Shelton, profesor del Departamento de Entomología de la Universidad de Cornell, en colaboración con la empresa británica de biotecnología Oxitech, describe la creación y liberación exitosa de polillas de lomo de diamante (‘Plutella xylostella‘), también conocida como polilla de la col, un insecto muy dañino para los cultivos del género Brassica, como el repollo, el brócoli, la coliflor y la canola.
Ciertas poblaciones de polillas de lomo de diamante han demostrado una resistencia muy obstinada a los insecticidas sintéticos en muchos lugares del mundo (incluidos Canadá, Australia, Reino Unido, Estados Unidos y China); sus larvas pueden afectar cultivos enteros, causando cuantiosas pérdidas.
Cómo lo hicieron
Para abordar la amenaza, los investigadores diseñaron genéticamente una especie para que ‘fallara’. Implantaron dos genes, un «gen autolimitado y un gen marcador» en el genoma del insecto. Estos genes están destinados a transmitirse entre generaciones creando «polillas autolimitadas [que] no son tóxicas ni alergénicas».
Los genes de las polillas macho fueron modificados de tal manera que al aparearse transmiten a la descendencia un gen que impide la supervivencia de las orugas hembra. Con liberaciones sostenidas, la población de plagas se suprime de una manera específica y ecológicamente sostenible, afirman los científicos.
La idea detrás de este enfoque es que las polillas macho genéticamente modificadas transmitirán los genes autolimitados, que evitan que las orugas femeninas se desarrollen normalmente (por lo que mueren).
Esta prueba de campo se basó en un estudio anterior realizado en invernaderos por el mismo equipo de investigadores. Entonces se demostró que la liberación sostenible de la cepa autolimitada suprimió efectivamente la población de plagas y evitó el desarrollo de resistencia a un insecticida, una situación beneficiosa para el control de plagas.
«Usar la ingeniería genética es simplemente un método más eficiente para llegar al mismo fin», declaró el profesor Shelton.
El resultado
Después de la liberación, los machos editados genéticamente se comportaron de manera similar a sus contrapartes no modificadas en términos de distancia recorrida y supervivencia.
Un modelo matemático empleado por el equipo sugiere que los machos modificados serían suficientes para controlar la población de la especie sin la necesidad de insecticidas adicionales, lo que la hace sostenible y ecológica.
La investigación fue publicada en la revista Frontiers in Bioengineering and Biotechnology.
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