Los arqueólogos temen abrir la tumba del primer emperador chino ¿Cuál es la razón?

Uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de todos los tiempos tuvo lugar en 1974, en un campo de la provincia china de Shaanxi, cuando un grupo de agricultores que excavaban un pozo en busca de agua para sus cultivos, se topó con fragmentos de unas figuras humanas hecha de arcilla.

Como era de esperarse, los sujetos dieron aviso a las autoridades y estos designaron a un equipo de arqueólogos para que iniciaran las investigaciones.

Las excavaciones arqueológicas revelaron que el campo se encontraba sobre una serie de pozos que estaban repletos de miles de modelos de terracota de tamaño natural de soldados y caballos de guerra, sin mencionar acróbatas, funcionarios y animales. Esto era, el hoy famoso Ejército de Terracota.

El hallazgo tuvo lugar en las cercanías de donde, 2.200 años antes, el primer emperador de la China unida, Qin Shi Huang, había hecho construir su mausoleo.

Algunas estatuas de soldados de terracota.

El primer emperador de China

Qin Shi Huang, fue el primer emperador de la dinastía Qin y gobernó entre el año 221 a.C. y el 210 a.C. Hizo construir su propio mausoleo en 246 a.C., el cual consiste en un complejo de sepulturas. La tumba tardó 30 años en construirse y fueron necesarios 700.000 trabajadores para terminarla.

El monarca falleció durante un viaje al este de China, en el cual buscaba encontrar las llamadas ‘islas inmortales’, así como el secreto de la inmortalidad.

Retrato póstumo de Qin Shi Huang, el primer emperador de China. Crédito: Wikimedia Commons.

Un mausoleo lleno de misterios

A pesar de que una buena parte de la necrópolis que rodea el mausoleo, ya ha sido explorada, la tumba del emperador nunca fue abierta. Ningún ojo humano ha logrado observar que hay dentro de esta tumba desde que el cuerpo del temido emperador fuera sellado en su interior, por lo cual sigue siendo un verdadero enigma para China y el resto del mundo.

¿La razón? Existen diferentes versiones de por qué no fue posible ingresar al edificio durante todos estos años. Algunos arqueólogos señalan que realizar una excavación podría dejar daños irreparables en la tumba ya que la única forma de abrirla es con técnicas invasivas, corriendo un alto riesgo de causar daños irreparables.

Por otro lado, hay arqueólogos que también temen que la tumba sea abierta, pero por otras razones. Según una historia escrita por el historiador chino Sima Qian (145 a.C. – 90 a.C.) casi un siglo después de la muerte de Qin Shi Huang, el mausoleo del emperador contenía varias trampas mortales para cualquiera que intentara entrar.

«Se construyeron un palacio y torres de observación para cien funcionarios, y la tumba estaba llena de artefactos raros y tesoros maravillosos. Se ordenó a los artesanos que fabricaran ballestas y flechas listas para disparar a cualquiera que entrara en la tumba. Mercurio se utilizó para simular los cien ríos, el Yangtze, el Río Amarillo y el Gran mar, y se puso a fluir mecánicamente», señaló el historiador.

Podría pensarse que un conjunto de trampas construidas hace cientos de años tal vez no funcionan ahora, pero el escrito de Sima Qian hace referencia a la presencia de mercurio líquido en el mausoleo que podría matar a cualquiera que ose entrar en la tumba.

Mausoleo del primer Emperador Qin en la actualidad. Crédito: Aaron Zhu/Wikimedia Commons.

Estudio científico podría respaldar la antigua historia

Aunque esto podría ser poco realista para muchos, existe un precedente científico reciente que sugiere que esta teoría no está tan alejada de la realidad. En 2020, un grupo de investigadores de la Universidad Normal del Sur de China publicó un estudio en la revista Nature que reflejaba las altas concentraciones de mercurio encontradas fuera de la tumba del emperador de la dinastía Qin.

Según explica el estudio «el mercurio altamente volátil puede escapar a través de las grietas que se han desarrollado en la estructura con el tiempo, y nuestra investigación respalda las crónicas antiguas sobre la tumba, que nunca fue abierta ni saqueada». Esto daría cuenta de la existencia de concentraciones altas de mercurio especialmente elevados para esa región.

Por ahora, la tumba de Qin Shi Huang permanecerá sellada. Sin embargo, los avances científicos y tecnológicos podrían permitir en un futuro próximo escudriñar en el interior de la tumba que el emperador tan celosamente cerró a la humanidad hace 2.200 años.

Hasta que pueda abrirse con seguridad, el mausoleo de Qin Shi Huang seguirá siendo uno de los mayores secretos de la antigüedad.

Referencias: El Espectador / Infobae.

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