Las mujeres siempre son recordadas por una variedad de características que además de ser únicas, las hacen fuertes y valientes. Todos los días merecen honra y reconocimiento por todo lo que hacen, y en esta oportunidad destacaremos a las mujeres espartanas.
En la antigüedad fueron tratadas como iguales, sin discriminar o minimizar sus capacidades intelectuales o físicas. Las hicieron partícipes de todas las discusiones y se ganaron el respeto de todos demostrando que su opinión sí vale.
Una vista al pasado
En esos años de la antigüedad, había un claro contraste entre las mujeres griegas antiguas y las espartanas. Las griegas tuvieron que vivir momentos muy difíciles sometiéndose a una vida llena de sacrificios, sin derecho ni opiniones. Vivían bajo el dominio de su esposo, atadas al hogar y sin ningún tipo de calidad de vida.
En cambio, las espartanas eran todo lo contrario. Ellas vivían en sujeción al Estado, no a un hombre, y podían tener un estilo de vida libre. Incluso, podían hacer ejercicio y tenían completo derecho a una educación.
El estilo de vida de las espartanas
Aunque existía una clasificación por grupos como doncellas vírgenes y mujeres casadas, las espartanas también tenían habilidades. Algunas de ellas podían tejer y abrirse paso en el mundo textil. Aunque esta industria era principalmente para esclavos, las mujeres también tenían el derecho de participar en ella.
El resto de los hombres y mujeres podían dedicarse de lleno a servirle al estado. Existían tareas para ambos sexos, pues para los hombres eran militares y las mujeres tenían que tener excelentes condiciones físicas para dar a luz y para garantizar un buen porvenir a sus hijos. Se les permitía participar en discusiones sobre política y leyes.
Sin embargo, la libertad que disfrutaban no significaba que fueran totalmente iguales a los hombres espartanos. No podían utilizar su educación para tener una carrera. Y aunque sus opiniones eran respetadas, y se les permitía expresar abiertamente sus pensamientos, no tenían voz en el gobierno.
Había igualdad de educación
Las mujeres espartanas gozaron de alta educación que el estado proporcionaba, estando al mismo nivel con los hombres. Aunque no se tiene la certeza de si este privilegio era solo para las de clase alta, o para todas.
Podían leer, escribir y tener un coeficiente intelectual bastante alto para entablar una conversación con un hombre. Incluso, era tanta su inteligencia que podían intimidar a hombres importantes griegos y atenienses con su asombroso ingenio.
No todo fue siempre así
Al principio, esta educación comenzaba desde casa. La ardua tarea de enseñar a sus hijas era responsabilidad de las madres. Y no era fácil puesto que pasaban por un proceso de examen para medir su inteligencia y poder generar competencias.
El hecho de que contaran con capacidades intelectuales para desenvolverse en la lectura y escritura se vio desafiado. Y no fue un reto cualquiera, era intenso y profundo. Incluso, la educación para mujeres se vio obligada a suspenderse y posteriormente restablecerse. Esto se repitió a lo largo de la historia.
Diferencias hasta en la ropa
Eran diferentes a las atenienses incluso en la vestimenta, ya que tenían diferentes puntos de vista sobre cómo era propio vestirse. Por un lado, las otras mujeres griegas tenían una vestimenta predilecta que era muy reservada, salir con menos ropa se consideraba impropio. En ese tiempo, esta acción era digna de provocar un escándalo.
Muy diferente a las espartanas que tenían un atuendo muy ligero, dejando ver su cuerpo en forma gracias al ejercicio. Mostrando por completo la figura que trabajaban por tener.
Como resultado, se les llamaba «duchas de muslo». Haciendo referencia a un vestido sencillo y con una ranura que dejaba ver medio muslo. Cabe resaltar que esta vestimenta era totalmente aceptable para estas mujeres.
Matrimonio espartano
La edad promedio de una mujer espartana para el matrimonio eran los 18 años, y la de un hombre 30. Un dato interesante es que las parejas se seleccionaban al azar en una habitación oscura. Claro está, si el matrimonio resultaba infértil, tenían la opción de poder reorganizarse con otra persona.
A los hombres espartanos menores de treinta años no se les permitía vivir con sus esposas y, en cambio, vivían en comunidad con su regimiento. Debido a la ausencia del marido, las mujeres se ocupaban solas del hogar.
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El papel principal de las mujeres espartanas en el matrimonio estaba enfocado en la maternidad: tener y criar hijos sanos para mejorar el ejército. Se creía que las mujeres físicamente más fuertes tenían hijos más sanos.
Antes del matrimonio, había un período de prueba para que la pareja potencial, lo cual aseguraría que pudieran tener hijos; si no podían, la costumbre era divorciarse y volverse a casar. No había ningún estigma o impedimento en cuanto al divorcio y a nuevos matrimonios, las mujeres eran tan capaces de hacerlo como los hombres.
Como madres, las mujeres espartanas eran las cabezas de familia, sobre todo teniendo en cuenta que, en general, la mayoría de los hombres espartanos estaban en guerra.
Tenían una excelente condición física
Aunque los registros históricos son escasos, existen evidencias que sugieren que las mujeres espartanas también fueron alentadas a estar en buena forma física, no para la batalla sino porque la fuerza era una virtud en Esparta. La historia también escribe que ganar competencias atléticas hizo a las mujeres más atractivas y aseguró que soportarían fuertes espartanos para la batalla.
Además de contar con excepcionales capacidades intelectuales, también tenían alto rendimiento deportivo. A ella se les obligó a practicar una variedad de deportes como correr, luchar, lanzar discos y jabalinas. Y obviamente, lograban un desempeño perfecto. Incluso, la primera mujer ganadora de los juegos olímpicos fue espartana.
Eran bastante saludables también, ya que recibieron más alimentos para garantizar una nutrición completa y potenciar su salud.
Está claro que Esparta fue un lugar adelantado a su tiempo en cuanto al valor dado a las mujeres, quienes no fueron simplemente relegadas a un segundo plano o tratadas como ciudadanos de segunda clase. Algo que probablemente, las mujeres de otras sociedades similares como las atenienses envidiaban.
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Muy interesante la descripción del valioso papel de las mujeres espartanas en la sociedad, en una época en la que en otros territorios eran consideradas sólo como reproductoras de la especie, encargadas de lo alimentos y a veces de la diversión y el entretenimiento. En Esparta también las aceptaban y valoraban.