La figura de los guerreros Ninjas se ha representado infinidad de veces en películas, series de televisión y hasta en comics. Siempre se les personifica destacándose por sus habilidades para el espionaje y un gran espíritu combativo, además de un excelente manejo de las artes marciales.
El origen de estos expertos en el arte del espionaje, se remonta a la época del Japón feudal alrededor del siglo XV. Sin dudas que hablar de estos personajes, así como de sus técnicas y métodos empleados para cumplir con sus misiones, es por demás interesante. Especialmente porque en torno a los Ninjas, se ha creado un velo de misterio desde hace siglos.
Ninjutsu el verdadero arte ninja
El Ninjutsu es conocido como el arte marcial japonés con el cual se identifican los ninjas, sobre todo en lo relacionado con la guerrilla y el espionaje. Según los historiadores, estos guerreros silenciosos han utilizado las técnicas y métodos de este arte por siglos, pasándolas de padres a hijos generación tras generación.
Además del buen uso de las armas, el Ninjutsu también incluye técnicas de supervivencia, así como de relaciones políticas y defensa personal. Su pensamiento e ideología se fundamenta en la armonía, haciendo énfasis en el afecto y la resistencia física.
De manera que las artes marciales solo es una parte de ser ninja y se complementa con otras técnicas y métodos. Por eso podían cumplir con sus objetivos de manera tan efectiva, siendo letales cuando la ocasión lo ameritaba.
Aunque en la mayoría de los casos sus acciones eran casi imperceptibles porque nadie lograba identificarlos, pues lograban mezclarse sin ser notados. Esta habilidad para ocultarse, los hizo merecedores de recibir el nombre de Shinobi no Mono, que significa «la persona que espía».
El legado ninja en la historia
Los ninjas tuvieron una participación muy activa y decisiva en la unificación de Japón, luego de varios siglos de guerra civil. Particularmente se mencionan a los clanes Iga y Koka –de 49 clanes que existían– como protagonistas de aquella época tan turbulenta.
Precisamente a estos guerreros expertos, se les atribuye gran parte del mérito de haber puesto punto final a las hostilidades internas japonesas alrededor del año 1600. Fue en el periodo dominado por el shogunato Tokugawa –llamado Edo que abarcó desde 1603 hasta 1868– cuando reinaba la estabilidad en el país.
En ese largo espacio de tiempo, salieron a la luz algunos documentos oficiales que hacían referencia a los ninjas y las actividades que realizaban. A pesar de vivir una etapa de paz, los Shinobis continuaron ejecutando las órdenes recibidas por los soberanos feudales, hasta la llegada de la era Meiji.
La distracción y el camuflaje: parte esencial del Shinobi
Según los investigadores del arte ninja, estos guerreros llevaban una vida normal relacionándose con sus vecinos y demás personas de la localidad. Incluso muchos de ellos tenían trabajos diferentes, a fin de no levantar ninguna sospecha sobre su verdadera identidad.
Mantener el bajo perfil dentro de la comunidad, les permitía asumir con mayor libertad las misiones secretas que debían realizar. Para ello recurrían al camuflaje, usando un traje oscuro que solo dejaba ver los ojos para confundirse con la densa oscuridad de la noche.
En caso de ser descubiertos mientras ejecutaban una misión, era sumamente difícil atraparlos, porque dominaban a la perfección la técnica de la distracción. Así se ganaron la fama de ser los espías más eficaces de su época, trascendiendo su gloria a nuestros días.
Diferencia con los guerreros samuráis
Tanto los samuráis como los ninjas son un emblema de Japón, ambos guerreros tuvieron mucha notoriedad e influencia del siglo XVI al XVIII. Pero no hay que confundirlos, puesto que hay grandes diferencias entre ellos. Especialmente porque los samuráis usaban armaduras que cubrían todo el cuerpo.
Otra diferencia muy notable, es que los samuráis pertenecían a la élite del ejército japonés. Caso contrario con los ninjas, que no formaban parte de la milicia, sino que eran contratados por sus habilidades para efectuar misiones complicadas, que solo ellos podían realizar.
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Por supuesto, no eran súper hombres como los pintan hoy día en las películas de acción y novelas bélicas. Pero sí es cierto que sus habilidades los llevaron a ocupar un lugar muy importante en la historia y posteridad del Japón feudal al día de hoy.
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