Durante el año 1976, un satélite de NASA captó una misteriosa estructura que sobresalía de la espesa vegetación en la Amazonía en Perú: se trataba de una serie de estructuras piramidales y distribuidas uniformemente. Surgió la interrogante: ¿fue descubierta una antigua construcción artificial en medio de la selva o es solo una formación natural?
La fotografía de NASA número C-S11-32W071-03 mostró algo muy extraño en medio de la densa selva del sureste de Perú: objetos piramidales espaciados uniformemente y alineados en hileras aparentemente ordenadas.
¿Una ancestral construcción artificial o solo una formación natural?
Conocidas como las pirámides de Paratoari, o como algunos detractores las llamaban “los puntos”, provocaron el frenesí entre los investigadores sobre lo que podrían ser.
La imagen, tan cruda contra el fondo laberíntico de la selva, ha estimulado teorías de una civilización antigua, tal vez un testimonio de una sociedad que alguna vez dominó las vastas selvas del Amazonas.
Contrario a las creencias de algunos entusiastas, en 1996, estas estructuras investigadas por Gregory Deyermenjian, un explorador experimentado afiliado al club de exploradores en Perú. Aunque Deyermenjian encontró indicios de una antigua presencia inca en la zona (gracias al hallazgo de petroglifos y caminos de piedra), se descartó que se trata de pirámides construidas por el hombre. Deyermenjian llegó a la conclusión que se trataba de formaciones naturales de arenisca conocidas como estribaciones truncadas que, vistas desde ciertos ángulos, se asemejaban a pirámides.
Surge nuevamente el misterio
Durante el año 2001, la posibilidad de una “ciudad perdida” con pirámides incluidas se reavivó, cuando el arqueólogo italiano Mario Polia, buscando en los archivos de los jesuitas de Roma, encontró un informe de un misionero que hablaba de una ciudad inca conocida como Paititi que se decía que existía en la zona. Aún no se han encontrado pruebas concluyentes de la existencia de una ciudad perdida, y un “fuerte” hallado en 2007 ha resultado ser, al igual que las pirámides, una formación natural de arenisca.
La historia de Paratoari, desde una imagen satelital de la NASA hasta leyendas de ciudades perdidas, resume la fascinación por lo desconocido. Con la capacidad de la naturaleza para engañar y el conocimiento antiguo entrelazados, el Amazonas mantiene su estatus como una de las últimas grandes fronteras del mundo, siempre atrayendo a los exploradores hacia sus profundidades.
Referencias: Atlas Obscura / Curiosmos
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