La creencia en vidas pasadas o la reencarnación tiene miles de años y está presente en religiones como el budismo o el hinduismo. Según estas creencias el alma no muere, inicia un viaje para reencarnarse en otro cuerpo físico.
Muchas personas, son críticas y escépticas respecto a este tema, asumiendo que no hay pruebas firmes, empíricas y demostrables que den evidencia de que la reencarnación existe. Sin embargo, hay testimonios de los que cada quien es libre de creer o no, así como la amplia bibliografía que se puede asumir como cierta o, simplemente, descartarla. Cada quien es libre de tener su enfoque sobre ello.
Se argumenta que con intención y aplicación, las vidas pasadas pueden recordarse, con vestigios de momentos que aparecen en estados de sueño, momentos de deja vu, encuentros con personas que tal vez conoció en una vida anterior y mediante diversos talentos, intereses y pasatiempos.
Dicho esto, hay una razón fundamental por la cual las vidas pasadas no son una parte obvia de la memoria consciente: el alma recién encarnada es una copia prístina de la esencia. Es un aspecto más puro de la esencia que no transporta los restos de la memoria colectiva en la conciencia despierta. Estas memorias deben ser inducidas a la superficie de la conciencia. Los niños pequeños, sin embargo, de vez en cuando conservan recuerdos de su vida pasada más reciente, aunque estos remanentes se sumergen bajo la superficie de la conciencia a medida que la nueva vida toma mayor precedencia.
Dado que el acceso a estas memorias tiende a ser indirecto, por lo general deben ser desencadenadas por algo, como el momento del deja vu mencionado anteriormente. Las regresiones de vidas pasadas también funcionan como un agente desencadenante.
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El desencadenamiento de la información de vidas pasadas puede ser similar a la forma en que funcionan las papilas gustativas. Al comer, ciertos alimentos pueden desencadenar reacciones más fuertes que otras y también pueden desencadenar asociaciones con los favoritos culinarios olvidados, revelando capas más profundas de recuerdos anteriores. Esta analogía no sugiere que las vidas pasadas se consuman y se digieran, pero los recuerdos desencadenados a través de la asociación pueden conducir, por ejemplo, a la recuperación de una comida favorita o, en el caso de una vida anterior, al reconocimiento de una persona significativa de un pasado distante.
Volverse más consciente de una conciencia central es tan simple como seguir los impulsos naturales que suben repetidamente a la superficie durante el día. Se darán a conocer y suelen ser bastante notables si uno es observador y suficientemente consciente de sí mismo.