Principal emisor de un gas prohibido que destruye la capa de ozono ha sido identificado

Un equipo internacional de científicos logró identificar que dos provincias en el este de China son los máximos emisores mundiales de un producto químico prohibido en todo el planeta que afecta seriamente la capa de ozono.

El informe llega un año después de que se diera a conocer el aumento de los niveles de triclorofluorometano (CFC-11) desde el 2012, a pesar de que el producto fue vetado globalmente bajo el Protocolo de Montreal y sus emisiones deberían haber cesado por completo ya en 2010. El CFC-11 se utiliza principalmente en el aislamiento de edificios y refrigeradores.

Los investigadores han concluido, gracias a sus monitoreos y análisis de datos atmosféricos procedentes de Corea del Sur, Japón y diversas islas del Pacífico, que el incremento del gas proviene principalmente de las regiones chinas de Shandong y Hebei e inducen que es resultado del crecimiento en el sector de la construcción.

Las mediciones realizadas han demostrado que anualmente se emiten entre 11.000 y 17.000 toneladas adicionales de CFC-11, de las cuales entre el 40% y el 60% provienen de las áreas industriales chinas.

Todavía falta identificar a los demás emisores de CFC-11. Sin embargo, los resultados ayudarían al Gobierno de China a identificar a los contaminadores que están violando el pacto de Montreal.

¿De dónde proviene el resto de las emisiones?

Los científicos no están seguros. Es posible que el 40% restante provenga de otras partes de China, que no están cubiertas por las estaciones de monitoreo.

También podrían originarse en India, África o Sudamérica, pero el monitoreo de las emisiones de CFC-11 en esas regiones es muy escaso, según el estudio.

«Nuestro estudio se limitó a las mediciones de la red de estaciones disponibles, y solo nos permitió cuantificar emisiones del este de China, donde vive el 35% de la población del país, así como de la península coreana y del oeste de Japón», explicó a BBC Mundo Luke Western, investigador del departamento de química de la Universidad de Bristol y otro de los autores del estudio.

Consecuencias

El aumento de CFC-11 tiene implicaciones para el cambio climático. Los autores del estudio señalan que estos clorofluorocarbonos (CFC) también son gases de invernadero extremadamente potentes.

La capa de ozono ha mostrado que se está recuperando y se prevé su completa restauración para mediados de este siglo, pero si las fábricas que usan CFC-11 no son clausuradas, esto puede retrasar en una década la reparación de la capa de ozono; por lo tanto es vital detener las emisiones de los gases dañinos, advierten expertos.

El agujero en la capa de ozono sobre la Antártida, visto en esta imagen en septiembre de 2018, podría repararse para 2060. Pero la producción de gases prohibidos en China puede retrasar esto una década. Crédito: NASA

La comunidad internacional acordó el llamado Protocolo de Montreal en 1987, que prohibió la emisión de los CFC más perjudiciales.

Estudios recientes indican que si se respeta la prohibición, la brecha en la capa de ozono en el Hemisferio Norte podría desaparecer para 2030, y la de la Antártida para cerca de 2060.

Los investigadores recalcan que es necesario continuar investigando para determinar qué procesos industriales han llevado al aumento de la presencia del gas en la atmósfera y que estaría destruyendo la capa de ozono, en medio de la lucha que viene haciendo el planeta para reducir sus emisiones contaminantes.

 

El estudio ha sido publicado en la revista Nature.

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