Investigadores de la Universidad de Portsmouth y del Museo Natural de Historia de Londres, confirmaron que un ave que se extinguió hace unos 136.000 años reapareció en la isla de Aldabra, al norte de Madagascar, África, decenas de miles de años después.
Se trata del rálido de garganta blanca, un ave que migró de Madagascar y que tras conquistar el atolón de Aldabra, unos 500 kilómetros más al norte, en pleno Índico, perdió su capacidad de volar al no tener alas funcionales. Allí vivió hasta que ese territorio quedó bajo las aguas como consecuencia de la elevación del nivel del océano, se extinguieron cuando la isla desapareció bajo el mar; al no poder volar… no pudo escapar.
Después, miles de años más tarde, cuando el nivel del mar volvió a bajar y la isla resurgió, las aves del tamaño de un pollo reaparecieron, recolonizaron la isla y nuevamente perdieron la capacidad de volar.
Los especialistas del Reino Unido trabajaron con fósiles de unos 100.000 años de antigüedad, época en la que el agua había bajado y Aldabra había reaparecido y había sido nuevamente conquistado por las aves.
Entonces, compararon los fósiles de ambos períodos y hallaron que las características de las alas demostraban su incapacidad de volar, al igual que los huesos de los tobillos, lo que significa que una especie de Madagascar dio origen a las dos especies de rálido no volador que habitaron el mismo atolón.
Un caso único
El proceso que permitió que el rálido volviera de la extinción fue la evolución iterativa, es decir una evolución repetida de una especie del mismo ancestro en diferentes momentos de la historia. Este, sin duda, es uno de los casos «más significativos».
«Estos fósiles únicos proporcionan evidencia irrefutable de que un miembro de la familia colonizó el atolón, probablemente desde Madagascar, y en cada ocasión perdió la capacidad de volar», explicó Julian Hume, paleontólogo del Museo de Historia Natural, quien destacó que los fósiles muestran la «capacidad de estas aves para colonizar con éxito islas aisladas y perder la capacidad de vuelo en múltiples ocasiones».
Por su parte, David Martill, de la Escuela de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente de la Universidad de Portsmouth, agregó que no conocen otro ejemplo de ave que muestre «este fenómeno». Además, expresó que únicamente en Aldabra «existe una evidencia fósil disponible que demuestre los efectos del cambio de los niveles del mar en eventos de extinción y recolonización».
El estudio fue publicado en el Zoological Journal of Linnean Society.