Ubicadas en el moderno Valle del Jordán, en el Libro de Génesis, se deduce que las dos ciudades notoriamente pecaminosas de Sodoma y Gomorra fueron destruidas por «azufre y fuego» debido a su iniquidad. Ahora, un equipo de investigadores con más de una década de trabajo de excavación arqueológica en Tierra Santa dice que puede haber certeza en esta historia bíblica.
El impacto de un meteorito pudo ser el causante de la erradicación de comunidades humanas al norte del mar Muerto hace 3.700 años. Phillip Silvia, jefe de un proyecto de investigación en Medio Ghor (al sur del valle del Jordán), presentó estas conclusiones preliminares de un estudio en el congreso anual de la organización Escuelas Americanas de Investigación Oriental (ASOR, por sus siglas en inglés), celebrado el fin de semana pasado en Denver (EE.UU.).
Excavaciones en cinco yacimientos de la región, actualmente perteneciente a Jordania, indican que estuvo poblada de manera ininterrumpida durante al menos 2.500 años hasta su colapso final.
Se localizaron aproximadamente 120 pequeños asentamientos en la zona, donde se estima que vivían entre 40.000 y 65.000 personas, según Silvia. El arqueólogo afirmó que la explosión de un meteorito en la atmósfera aniquiló las agrupaciones humanas del lugar, que no volvió a estar poblado hasta 600-700 años después.
Evidencias
La datación por radiocarbono de piezas de cerámica encontradas allí —así como minerales desenterrados— muestra que se cristalizaron inmediatamente debido a las altas temperaturas generadas por la enorme explosión. Silvia y su equipo sospechan que el fenómeno produjo, a su vez, una salmuera burbujeante de sales del Mar Muerto sobre las tierras de cultivo de la zona, hasta entonces fértiles.
La evidencia más completa de esta hipótesis proviene de la ciudad de Tall el-Hammam, situada también en el valle del Jordán, donde Silvia lleva trabajando en excavaciones durante los últimos trece años.
La datación por radiocarbono también indica que las paredes de adobe de casi todas las estructuras del lugar desaparecieron repentinamente hace unos 3.700 años, dejando solo los cimientos de piedra. Asimismo, las piezas de cerámica examinadas también muestran capas exteriores de vidrio. Según Silvia, los cristales de zircón en esas capas vítreas se formaron repentinamente debido a temperaturas extremadamente altas que podrían haber niveles como las de la superficie del Sol.
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Tal evento ha ocurrido en la historia reciente. Hace más de un siglo, una explosión cerca del río Stony Tunguska en Siberia se aplastó 2,000 kilómetros cuadrados (772 millas cuadradas). La falta de cráter encontrado aquí sugiere que un meteorito explotó entre 5 y 10 kilómetros (3 a 6 millas) sobre la tierra.