Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Durham (Reino Unido), la Gran Nube de Magallanes está condenada a colisionar con la Vía Láctea, y producto de ese choque podría despertar un agujero negro inactivo que se encuentra en el centro de nuestra galaxia y enviar el sistema solar al espacio interestelar.
La Vía Láctea está rodeada por un grupo de galaxias satélite más pequeñas que orbitan a su alrededor, como la Gran Nube de Magallanes, que se encuentra a unos 163.000 años luz. En ocasiones, las galaxias enanas colisionan y son absorbidas por su anfitriona.
Los científicos consideraban que la Gran Nube de Magallanes orbitaría la Vía Láctea durante muchos miles de millones de años, pero las recientes mediciones indican que esa galaxia satélite tiene casi el doble de materia oscura de lo que se pensaba.
La colisión podría ocurrir antes de lo pensado por los científicos
Dado que tiene una mayor masa a la esperada, la Gran Nube de Magallanes está perdiendo energía rápidamente, por lo que los investigadores prevén que colisionará contra nuestra galaxia dentro de 2.000 millones de años, mucho antes del impacto previsto entre la Vía Láctea y Andrómeda, que ocurriría dentro de 8.000 millones de años.
Si bien 2.000 millones de años es un tiempo extremadamente largo, es «muy corto» en escalas de tiempo cósmico. Según Marius Cautun, autor principal del estudio, la colisión de la Gran Nube de Magallanes con la Vía Láctea, además de despertar al agujero negro, convertirá a nuestra galaxia en un «núcleo galáctico activo o cuásar», una fuente astronómica de energía electromagnética.
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«Este fenómeno generará poderosos chorros de radiación de alta energía que emanan del exterior del agujero negro», afirma Cautun. Luego de que el agujero negro haya despertado, comenzaría a devorar el gas circundante y aumentaría su tamaño hasta diez veces, empujando al sistema solar fuera de la Vía Láctea.